sábado, 3 de septiembre de 2011

FIESTA DE LA CRUZ (ENTREVISTA)


Pregunta.- Se han celebrado las ya famosa fiesta del día de la Cruz. ¿Como ha participado, y que opinión tiene de ella?

Respuesta.- Realmente no he participado pues prefiero pasar la fiesta retirado en mi casa o en el campo y en otras actividades lúdicas. Hay mucho que hacer en un día libre y sobre todo en estas fechas de primavera con tan buen tiempo como hace.

P.- ¿No ha participado por tener otras actividades o porque no está a favor?

R.- El que yo participe o deje de hacerlo no quiere decir esté a favor ni en contra de la fiesta. Y además, a los que la celebran no les hago ninguna falta, ni les hago ningún favor si voy; tampoco me echarán de menos, ni llorarán si no voy. Yo no soy nadie.

P.- Pero el caso es que usted no ha ido; ¿La fiesta no significa nada para usted?

R.- Significa un modo de diversión que a mí no me interesa, como no me interesa la feria.
Esta es una gran y alegre fiesta desde el punto de vista sociológico. Esos patios adornados y ese tráfago de personas alegres y gozando de un buen día no parece censurable, sino más bien motivo de satisfacción para los granadinos.

P.- ¿Pero en el aspecto religioso no le dice algo?

R.- Eso ya es otra cosa. Espiritualmente no me puede decir nada, pues de espiritual (para mí) nada tiene. Puede que ese día le recuerde a alguien algo sobre lo que la cruz significa. Tampoco es cosa de ponerse acémila.
     Como fiesta social es tan bonita, que los carnavales de Río de Janeiro son una horterada en comparación con ella. Por lo que se dice tampoco esta fiesta es lo que era.

P.- Para la gente tiene sentido religioso.

R.- No mucho, creo. Quizás para algunos, claro está. Es una tradición que ya no tiene base alguna y las gentes van a divertirse. Religiosamente (por lo que yo he contrastado en los comentarios) tampoco parece que les diga nada.
      El Camino de Santiago con todo lo que implica de tradición o fábula, es incomparablemente más místico y espiritual que estas fiestas, por poner un ejemplo que todos conocen. Si alguien lo hace por deporte o por otro motivo, eso es otra cosa.

P.- Pues se conmemora el signo de la cruz en la que murió Jesucristo.

R.- No he notado que alguien tenga esa percepción. Habrá excepciones como ya le he dicho, aunque para los demás solo es (como para mí) una fiesta más, Y en época de lo más favorable para que sea algo muy atractivo para la gente. Todos lo pasan bien según dicen. Se canta, se baila, se reúnen amigos y familias, etc. Socialmente es muy agradable para mucha gente.

P.- Ya sabe usted que vienen de muchos países y distintos lugares de España para participar en ella.-

R.- Efectivamente atrae turismo y mueve negocios. Eso es importante para estos. La gente viene por su sabor folclórico y no por otra cosa. Se hacen vacaciones y son días muy lucidos y alegres. Insisto en que es un acontecimiento social en el que se invierte mucho dinero e ilusión. Y entre la gente joven, ni le cuento.

P.- Usted solo ve la parte folclórica.

R.- Yo solo veo, lo que veo. Con mi opinión coinciden (con los naturales matices) los católicos más serios que se lamentan de que se convierta esta, y otras celebraciones, en una fiesta casi meramente pagana. Eso pasa también en Semana Santa en la que existe mucho elemento emocional y folclórico, aunque muy poca verdadera piedad.

P.- Eso es una opinión muy particular.

R.- Naturalmente es la mía. Aunque parece que no solo mía. La propia jerarquía católica, amonesta públicamente sobre ello. Se dice que es fervor popular, la piedad del pueblo y no digo que no. Pero ¿de que piedad se habla?

P.- Insistimos en que en la cruz murió Jesucristo.

R.- Y se usaron clavos, cuerdas, usaron un mazo para clavar los clavos, una lanza que le atravesó el costado, etc. y no se celebra el día de ninguna de estas cosas. Jesús ya resucitó.
     La cruz es ignominia que él padeció, y no algo que deba ser celebrada con fiestas. En ese sentido es más apropiado el Viernes Santo. Al menos se exige o acostumbra más recogimiento.

P.- Hay muchos trozos de la cruz en la que fue crucificado Jesús.

R.- Parece que hay supuestas reliquias para hacer muchas cruces. Esas cosas son supersticiones, y todo ese mundillo de las cosas insólitas de la religión. No tienen valor espiritual alguno. Solo contribuyen a despistar a las gentes del verdadero carácter de la fe en Jesucristo, que es mucho más seria que todo eso.

P.- Habrá alguna reliquia auténtica.

R.- Supongo que sí. Hay, y ha habido muchas falacias sobre reliquias, fábulas y hasta ingeniosas manipulaciones entre la profecía espuria y la numerología, masonería, etc. El catálogo es impresionante. No deseo ir contra ninguna. Pero aunque existiera la auténtica cruz entera, no tendría más valor que el sentimental.
     No es nada censurable una emoción así, aunque cualquier sentimiento más bien gana que pierde, al ser sometido a reflexión y contraste. Pero parece que eso no se hace.

P.- O sea, contrario a la fiesta.

R.- Ya es usted insistente. Le vuelvo a decir que, ni me va ni me viene esa o cualquier otra fiesta como tampoco me afecta la fiesta del Ramadán musulmán. Me parece que eso afectará a los interesados pero no a mí. Y con el debido respeto a todos. Jesús, es improbable que apruebe que se hagan las cosas así.

P.- ¿Entonces, cómo se han de hacer según usted?

R.- Cristo Jesús demanda de todos, una adoración ética y profética, y no cultual y ritualista. Y eso no se ha cocido solo en mi magín. Ocurre que cuando hablo así a muchos les parece que quiero ejercer de “reventador”. La serena exposición de motivos propios, en cualquier tema, no es motivo de ofensa para nadie. No es cosa de lápiz y cartabón.

P.- Pero si usted (por poner un ejemplo) está apostando por Jesucristo, niega a Mahoma. Igual debemos pensar de su opinión sobre la fiesta.

R.- Yo me afirmo en Jesús, y no tengo que pensar en otra persona. Solo pienso en Él. Un musulmán, reconoce a Mahoma y a mí no me ofende. El judaísmo no reconoce a Jesús, y no soy en absoluto beligerante con él por este motivo; ni creo agraviar a los judíos si lo reconozco yo.

P.- La fiesta se llama exaltación de la cruz, según creemos. ¿Qué de malo hay en celebrarla?

R.- La cruz, en cualquier caso, creo que no se debería rememorar con fiestas o bebidas, bailes y otras cosas anejas e inevitables. Me disgustan los incidentes y los muchos (casi todos jóvenes) ingresados en hospitales por intoxicación etílica y otras consecuencias de los excesos de la fiesta. Una pena.

P.- En las fiestas del Corpus también pasa, pero solo son incidentes propios de los excesos de algunos.

R.- Yo no quiero ser de esos “algunos”, que, corrientemente, suelen ser muchos más que algunos.

P.- Perdone, pero tenemos la impresión de que es usted contrario precisamente por ser fiesta católica.

R.- Suponer que yo rehúse algo por su condición de católico o protestante, comunista o capitalista o cualquier “ismo”. es no conocerme bien. ni estimar la verdadera entidad de las cosas. Yo estoy a favor de lo bueno dondequiera que se dé, y rehúso lo que estimo malo o superfluo de la misma forma. Es decir, el sentido común y las enseñanzas del Cristo.

P.- ¿Como, pues construye usted su pensamiento?

R.- Si viajando, un paisaje me gusta, lo admiro sea en donde sea, y no porque sea de España o Francia, etc.  Lo mismo en temas sociales, religiosos o de cualquier otra índole. La Escritura es reconocida como verdad. Rebajar la verdad a las querencias religiosas o políticas, es hacer un flaco favor a la misma verdad. Es la verdad la que debe formar las querencias y no al contrario.

P.- Según usted ¿como y cuando se debería conmemorar la cruz?

R.- Recordando cada uno (en todo lo que se hace) lo que costó su salvación, y lo que significa la resurrección de Jesucristo Todas las horas, todos los días, y en cada momento de la vida del creyente que verdaderamente lo es. Esta es la genuina adoración, y la auténtica vida cristiana. Y eso ha de asumirse, y debe impregnar toda nuestra vida.

P.- Todo el mundo no tiene esa percepción.

R.- Naturalmente de la misma manera que yo no tengo las casi infinitas percepciones de otros. El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1ª Corintios 2:14. Tampoco hay que ser un águila mental, para comprender los asuntos que conciernen a la salvación eterna. Que se quiera o no percibir, es otra cuestión.

P.- ¿Usted también sufrirá algunos lapsos en su vida? ¿Juzga lo que otros obran? Ellos lo hacen con la misma convicción con que usted practica lo que cree.

R.- Ni me pasa por la cabeza juzgar a nadie. Yo soy uno más en la humanidad. Cada cual (como dice La Biblia) responderá por sí mismo con su propia conciencia, y no por lo que otro pueda decir de él ante Dios. Ser objetivo o tratar de serlo, no es malo. Es esclarecedor, y si se admiten las controversias pacíficas, es más que bueno.

P.- Pero usted es también responsable aunque sea por otros motivos. 

R.- Yo como más conocedor (como usted me otorga), tengo mucha más responsabilidad que un ignorante (voluntario o no), y por eso trato de apreciar en lo que vale la gracia y la misericordia de Dios para con mis debilidades.

P.- Definitivamente, usted condena la celebración religiosa de la exaltación de la cruz.

R.- Condenar es suplantar el oficio de Dios que es el que puede juzgar, salvar o condenar. Nada de eso. No participo porque no me parece que deba hacerlo según mi conciencia y me parece justo que cada uno eche mano de la suya.
      Tampoco es de grave preocupación para mí. Por lo demás, repito que me parece, como fiesta civil, algo extraordinario y socialmente brillante. Los antiguos festejos de primavera paganos también eran socialmente hermosos y fastuosos.

P.- ¿Entonces tiene su importancia para usted sea positiva o negativa?

R.- No constituye para mí un problema y ni tiene la menor importancia. Si alguien me invita a ir a una caseta o altarcito de flores pues voy y me solazo en esa belleza. Pero como no lo hacen, no voy.
     Tampoco voy al Rocío, y no creo que eso sea cosa exclusiva mía. No es cuestión de prejuicios. Yo, perdone la petulancia, vuelo mucho más alto que todo eso, sin despreciarlo, por supuesto.

P.- Las fiestas paganas no son comparables con las cristianas por muy mixtificadas que en algunas ocasiones devengan estas.

R.- Por supuesto. No voy a comparar el Carnaval o las Saturnales romanas con las fiestas cristianas, aunque las fiestas de la Roma antigua tuvieron también su origen en la religión.
      Como los demás pueblos de la antigüedad, los romanos no distinguían entre fiestas religiosas o civiles. Tal división llegó con la victoria del cristianismo, y así empezó la coexistencia de fiestas eclesiásticas y profanas. La fiesta pública en Roma, consistía en uno o dos días consagrados a los dioses.

P.- ¿Entonces no cree que la jerarquía católica lo quiera así?

R.- No lo sé, aunque no creo que lo que ella promueva sea esta clase de celebración. Lo que ocurre es que la gente toma las cosas como le parece y hace lo que quiere. El pueblo soberano establece y ejecuta las cosas a su soberana manera.

P.- Dice usted esto en tono algo reticente; algo de retintín.

R.- No hay reticencia, sino constatación de los hechos. Estas cosas y muchas más, es lo que el Apóstol Juan, en los conventos y otras comunidades se denomina “El Mundo”.
     De ahí la palabra “mundano” aplicada a la persona que gusta y frecuenta los diversiones y costumbres más frívolas. Todos lo saben; pero eso gusta a la gente y por tanto no hablo con “retranca” al declararlo. Es simplemente así. La autoridad se está perdiendo.

P.- Por lo visto no hay modo de que nos diga directamente que está en contra de estas celebraciones.

R.- Creo que claramente he dejado sentado que sí estoy en contra (en sentido espiritual) y por mi peculiar forma de pensar cristiana, pero que cada cual haga lo que quiera. Si no me obligo a pensar como otros, no tengo derecho a quejarme si otros no piensan como yo. Estamos en paz.

 P.- ¡Por fin! Entonces, aunque no le gusta, no está usted en contra de ella.

R.- Estoy de la parte de Dios.  Jesús, dijo: dejad que la cizaña crezca junto con el trigo. Y el segador sabrá que hacer con todo. Lo demás es pelea de perros.

P.- ¿No hay ninguna religión verdadera?

R.- La cristiana es la religión verdadera. Hay mucho de asumible y aceptable en casi todas las versiones de la fe cristiana, así como hay también muchas desviaciones más o menos gruesas. Se toma lo que es bueno y se desestima, sin hostilidad, de lo que no se está de acuerdo. Eso creo yo.  
      Además las mismas iglesias tienen un impulso expreso de reformarse continuamente. En el catolicismo se dice “agiornamiento” o puesta al día. En el protestantismo, sobre todo en el calvinista, “ecclesia reformanda”. O sea reforma continuada.

P.- Pero eso es muy cristicado por muchos

Pagola, Hans küng, los lefebrianos, etc. critican ferozmente y cn una falta de respeto a su lider, el Papa que no sé como los echa de su comunión. Algunos hasta le llaman “anticristo”.

P.- ¿Por qué la cruz de Cristo es tan importante para los cristianos de cualquier denominación?

R.- Porque Cristo nos redimió (rescató) de la maldición de la ley antigua, haciéndose, Él, maldición por nosotros como estaba escrito: “Maldito todo el que es colgado en un madero”. Cristo murió en la cruz, resucitó y nos envió la promesa del Espíritu Santo y salvar a todos los que le aceptasen como salvador.

P.- ¿No es locura la cruz? Realmente no se entiende bien porqué Dios vino a la tierra en la persona de Jesucristo para ser crucificado.

R.- Este hecho pone de manifiesto la locura de la humanidad, ya que por su maldad y en su maldad se crucificó al Hijo de Dios. Al único que buscó siempre la honra de Dios y el bien de toda la humanidad.

P.- ¿Es posible predicar el Evangelio de Jesucristo sin la cruz?

R.- El Evangelio de Cristo es preciso que se predique, no solo con destreza de bellas palabras, sino con la cruda verdad para que no sea vana la cruz de Cristo. Cristo debía morir en la cruz para vencer a la muerte. (1º Corintios 17:1 y ss.) Sin la cruz no se entiende la redención. (Ratzinguer)

P.- Los evangelios hablan de otra cruz: La cruz que cada uno ha de llevar.

R.- Efectivamente, el Señor decía a todos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque todo aquel que quiere salvar su vida la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. ¿Qué aprovecha el hombre, si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a sí mismo?

P.- A favor de quien está usted en esto de la religión.

R.- En Cristo, con todos. En las cosas superfluas con ninguno. La religión es un intento del hombre de “religarse” con Dios pensando y ejecutando lo que cree que agrada a Dios... o a los dioses en otros casos.
     La piedad es otra cosa bien distinta; ella recoge con amor, lo que de verdadero hay en cada distinta proclamación cristiana. No es beligerante, sino compasiva y comprensiva. Puede entender las posiciones de todos aunque no las comparta

P.- Pero se dice que el hombre consiguió mediante el cristianismo volver otra vez a la relación correcta con Dios.

R.- El velo del templo se rasgó de arriba a abajo cuando murió Jesús. Quiere decir que fue Dios, y no los hombres, el que hizo posible la rasgadura del velo que separaba a Dios del hombre. A partir del mismo momento de la muerte de Jesús se rompió el muro o si se quiere, el abismo que separaba al hombre de Dios. Todos desde entonces podemos acercarnos a Dios con esperanza, si confiamos en su bondad y misericordia

Hasta el mes que viene si Dios quiere.

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